Las responsabilidades de un investigador son diferentes si los tests tienen copyright
o no lo tienen. En el primer caso el uso de los tests está sujeto a las restricciones
impuestas por el titular de los derechos de autor. En el segundo, los tests suelen
denominarse de libre acceso, y el titular de los derechos de autor ha concedido a otros el
libre acceso a ellos.
Los tests son elaborados generalmente por uno o más autores, por compañías
públicas o privadas, o por empresas especializadas en la construcción de tests. En
algunos casos los tests se construyen específicamente para un programa de
investigación. Una vez construido, el autor del test es el titular de los derechos de autor
y por tanto el test está legalmente protegido. Los derechos de autor protegen el título del
test, los ítems, la estructura, el manual, las claves de corrección y las fórmulas de
puntuación, y en algunas ocasiones otros materiales y componentes. La información
sobre quién es el titular de los derechos de autor suele encontrarse en la primera página
del manual y de las formas del test, o en la página web del test.
El autor o autores del test son titulares del copyright salvo que éste sea transferido
por un acuerdo escrito a otra persona o entidad, por ejemplo una editorial. Los autores
de tests cuyas publicaciones en revistas incluyan el test completo (lo cual es poco
frecuente), o algunos ítems, ceden el copyright de esos materiales publicados a la
revista, salvo que se establezca en un acuerdo escrito que el autor mantiene el copyright.
Empresas tales como editoriales, agencias de certificación, o consultoras, mantienen
generalmente el copyright, aunque no siempre, y comercializan los tests ellas mismas o
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mediante el contrato con otras compañías. Las empresas constructoras de tests son las
titulares del copyright de las pruebas que elaboran.
Los profesionales responsables de realizar o supervisar investigaciones en las que se
utilizan tests deben de obtener permiso de quien posea el copyright antes de usarlos.
Esto es válido tanto para el caso de los tests originales como para cualquier otro
material que se derive de ellos, por ejemplo una versión traducida. Algunos titulares de
los derechos de autor, por ejemplo investigadores universitarios, pueden conceder
permiso para utilizar los tests con fines de investigación sin exigir cargo alguno. Otros
titulares, por ejemplo autores o editores de tests, generalmente establecen un contrato
con el investigador en el que se establecen las condiciones de utilización, tales como el
tiempo de uso, el número de aplicaciones, la obligación de proporcionar al titular del
copyright una copia de las publicaciones en las que se utilicen los datos, etc. El
investigador debe de asegurarse de que el contrato no infringe las reglas que regulan la
privacidad, u otras leyes y directrices éticas y deontológicas. El investigador debe
cumplir el acuerdo firmado.
El titular de los derechos de autor tiene el derecho de rechazar el permiso para el uso
libre del test con fines de investigación. Esto se aplica tanto a las versiones originales
del test como a la solicitud de llevar a cabo traducciones. Los titulares del copyright de
un test también pueden negar permiso de uso para investigaciones que generan
productos derivados, tales como traducciones. El titular de los derechos de autor no
debería de estar en una posición que le permita decidir el tipo de investigación que se
hace con sus instrumentos.
Algunos tests son de uso público, de modo que todo el mundo tiene libre acceso a
ellos. El trabajo de un autor es de uso público si él u otro titular del copyright han
renunciado explícitamente a sus derechos de autor. Los tests de uso público se
consideran una propiedad comunal y cualquiera puede apropiarse de ellos y utilizarlos
sin el permiso del autor. En este caso los materiales del test pueden reproducirse,
distribuirse, exponerlos públicamente, o desarrollar trabajos derivados de ellos. Los
investigadores no necesitan obtener permiso para utilizar estos tests sin derechos de
autor. No obstante, las buenas prácticas indican que cuando sea posible el investigador
debería de informar a los autores sobre el uso del test, y reconocer al autor y a la fuente
de publicación cuando presente sus resultados.
Las versiones de los instrumentos para investigación se publican a menudo en
revistas o en las páginas web de los autores. Cuando se publican en estos medios de
libre acceso, los tests pueden parecer de uso público, sin embargo, por defecto, el autor
es el titular del copyright hasta que ceda sus derechos a otra entidad, o dé un permiso
explícito para su uso libre. Los autores de tests deberían incluir una declaración
explícita sobre el uso libre de la prueba o las condiciones de uso para otros
investigadores. Se aconseja a los investigadores que cuando no estén seguros acerca del
copyright de un test consulten a su autor.
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